sábado, 12 de abril de 2008

La historia de la Hermandad del Cristo de la Columna viene marcada por el año 1954, punto de inflexión que podemos considerar como el del nacimiento de la etapa moderna de esta Hermandad. De la primera etapa, existen documentos escritos que sitúan a la Hermandad, del entonces conocido como Señor de los Azotes, como mínimo en el año 1924, pero hay indicios claros que podrían demostrar su presencia en los desfiles procesionales durante los últimos años del siglo XIX.
En cualquier caso, la guerra civil que asoló España desde 1936 hasta 1939, supuso la destrucción de la imagen. Pasada la guerra, se intentaron utilizar las manifestaciones religiosas de Semana Santa para incrementar el fer­vor religioso entre los ciudadanos, comenzando así una nueva etapa de la Semana Santa en Tobarra. Se reorganizaron algunas de las viejas hermandades, se formaron otras nuevas, se res-tauraron las escasas imágenes que se salvaron de la quema y se encargaron nuevas tallas que, en la mayoría de los casos, trataban de reproducir las anteriormente desaparecidas.
A principios de la década de los 50, el tobarreño Cristóbal Sánchez Onrubia, contactó con una serie de conocidos para persuadirles con la idea de crear una nueva hermandad que incorporara la imagen del Cristo de la Colum­na. A instancias suyas, y en presencia del alcal­de en esos años, Antonio Martinez Garcia, se reunen en el Ayuntamiento: David Aroca Gomez, Sebastián Córcoles Claramonte, Anto­nio Roldan "perete", Antonio Molina Sánchez y Juan "novias". Los presentes poseen una característica en común, todos ellos son fruteros, es decir, se dedican a comprar fruta a los agricultores, la recolectan, la manipulan y la comercializan en las lonjas nacionales.
De la reunión se obtuvo la decisión de proceder a la refundación de la Hermandad del Cristo de la Columna, aunque más que por el consenso, por la ilusión y empuje de David Aroca Gómez. Este tobarreno de adopción, nacido en la cercana localidad de Abarán (Murcia), es quien toma la iniciativa y encarga en 1953 la talla de la imagen.
El precio de la obra ascendió a diez mil pesetas, pa­gaderas en varios plazos. Inicialmente se intenta hacer frente a pagos, gracias a las aportaciones económicas de los fruteros colaboradores, a razón de la cantidad de fruta que cada uno trabajaba, pero esto no da el resultado apetecido y David Aroca se hace cargo del pago de la imagen y el dinero recaudado en la derrama se aprovecha para pagar la tela de las túnicas y otros gastos.
Esta relación entre los fruteros y la Hermandad da origen a que, de una forma intuitiva, brote entre los tobarreños el sobrenombre de “El Moniqui”
con el que tradicionalmente se conoce a esta talla.
La imagen del Cristo de la Columna llegó a Tobarra en la primavera de 1954 en el camión de uno de los pocos transportistas de la época "el chato taranta". Paradojicamente llegó acompañada de la principal amenaza del gremio de sus "patrocinadores". Esa tarde cayó sobre el pueblo una importante lluvia de granizo.
El autor de la imagen fue el escultor valenciano José Dies López, quien en ese momento ya tenía un amplio curriculum como imaginero, tanto en Tobarra como en Albacete, para cuya Semana Santa había realizado una cantidad considerable de imagenes.
La imagen es una talla de cuerpo entero, con tamaño natural de un metro y setenta centímetros de altura, en madera policromada sobre una peana procesional, con columna baja en la parte derecha, que culmina la parte supe­rior de la cabeza con potencias. Se trata de una obra de una gran calidad tanto técnica como estética, donde podemos destacar la gran voluminosidad de los pliegues de la sabana o sudario, que cubre parte del cuerpo del Cristo, así como el marcado perfecto de los músculos y manos, trabajados minuciosamente. La actitud sumisa del cuerpo y la expresividad del rostro, dan una perfecta sensación de sufrimiento. Características propias del autor son la nariz recta y bien proporcionada, cejas separadas, boca entreabierta y pómulos suavemente marcados. La preparación de la madera, la policromía y todo lo concerniente a la decoración de la imagen fue realizada por Salvador Gil.
Así pues, desde 1954, la Hermandad participa en los desfiles procesionales de la Semana Santa tobarreña. Para ello, y por carecer de uno propio, utilizaría tronos prestados, en ocasiones uno propiedad del Ecce Homo, y otras veces con alguno proporcio-nado por otra entidad religiosa del pueblo.
Se confeccionaron túnicas y capuces de color fucsia, con adornos de botones y fajin en color blanco, cosidas por Antolina Bleda Escribano. El estandarte fue tomando forma en las veladas nocturnas en casa de los "Demetrios", con un dibujo de Alejandro Moreno Ramón, con el diseño central de la columna y los flagelos en forma de cruz, bordado por Teresa García "la venezolana". Se realizaron también algunos cetros en madera pintada en color marrón, cuya parte superior culminaba en forma de copa. El arreglo floral del trono incorporaba las ramas de albaricoque en los brazos de luces. Tradición que se ha perpetuado con el paso de los años hasta nuestros días.
El número de hermanos de la refundada Hermandad del Cristo de la Colum­na se cifró entorno a los 80, siendo la más numerosa del momento.
LOS AÑOS 70
En enero de 1970, Antonio Díaz Villena es elegido presidente de una nueva junta directiva del "Moniqui" formada totalmente por fruteros. Muchos e importantes serán los logros y cambios introduci-dos en la Hermandad durante este periodo:
• Se pone en marcha el pri­mer libro de actas, en una reunion en el Ayuntamiento el 31 de enero de 1970, con Narciso Senosiaín Idiazábal como alcalde. Tambien en esta reunion se nombra a Da­vid Aroca Gómez como presiden­te de honor de la Hermandad
• Se instauran las primeras cuotas anuales de socio, con una cuantía de 200 pe­setas.
• Se confeccionan nuevas túnicas para los desfiles procesionales, sustituyendo el fucsia por el rojo vivo como color identificativo de la Hermandad. Las nuevas túnicas son de terciopelo, con agremanes y cíngulos en oro viejo. Desfilan por primera vez en la Semana Santa de 1970.
• Nuevo estandarte del mismo color que las túnicas, pero respetando los motivos del anterior, columna central con flagelos en forma de cruz.
• Adquisición de un trono en propie­dad, aprobado en la Asamblea General Ordinaria del 25 de febrero de 1973 y que desfila por primera vez en la Semana Santa de 1974. Lo realiza Juan Martínez Sánchez en Hellín y cuesta cien mil pesetas. A este trono se le incorporan banquillos fijos y faldón en 1981 y nuevos candelabros en 1983.
• Nuevos cetros realizados con latón realizados en las fábricas de bronce de Riopar.
• Incorporación de nuevos hermanos procedentes de diversos sectores económicos.
• Por primera vez en la historia de la Hermandad, se contrata acompañamiento musical como ayuda para marcar el paso y forma de embellecer el desfile procesional. Se escogió para la ocasión una banda de tambores y cornetas.
• Desde 1981, la deco­ración floral del trono se en-carga a Pepe "culebricas" y Marina, su mujer, labor que desempeñará ininterrumpidamente hasta el año 2000.
• Coincide este periodo con la incor­poración de la mujer a la Hermandad, hecho que se ha perpetuado con el paso del tiempo y que todas las juntas directivas han ido cultivando, de tal manera, que hoy, en el siglo XXI podemos afirmar que las filas procesionales estan constituidas, casi en su lotalidad por miembros del genero femenino e incluso se permiten el lujo de aportar su esfuerzo en la carga del Trono.
Antonio Díaz Villena, se mantiene en el cargo, hasta la Asamblea General Ordinaria del 23 de marzo de 1984.
El relevo en la Hermandad viene de la
mano de un nuevo presidente y su Junta Directiva formada por personas que proceden de diferentes sectores económicos. Este hecho es novedoso en el "Moniquí" aunque se conserva la presidencia en manos de un conocido frutero, Mario Algarra Alcaraz. Este equipo directivo permanecerá a cargo de la Hermandad desde el año 1984 hasta el 1991.
Entre los hechos mas relevantes de este periodo destaca la restauración de la imagen del Cristo, por el tobarreño Santiago Jiménez López y la restauración del Trono, incorporándole nuevas molduras, cambiando el alumbrado y los palos y elevando la peana de la imagen. También , con el fin de aumentar el número de hermanos, se busca una fórmula en la que la Hermandad cede la tela de terciopelo y el nuevo hermano se encarga de su confección y de aportar los agremanes.
Francisco Jose Martínez Manzanares ocupa la presidencia del "Moniquí" los años 1992,1993 y 1994. En el año 1993, corresponde a esta Hermandad hacerse cargo de la Presiden­cia de la Asociación de Cofradías, siendo elegido como presidente de dicha entidad Jesús Claramonte Aroca. Francisco J. Martinez Manzanares continúa con la renovación del Cristo de la Columna y encarga un nuevo estandarte a las monjas clarisas de Hellín.
En cuanto al vestuario se inicia una etapa de complementación de la equipación con el anagrama de la Hermandad bordado en la parte izquierda y confecciónn de nuevas túnicas.
ETAPA ACTUAL
La actual Junta Directiva comienza su andadura en el año 1995 y continúa trabajando hasta estos momentos con el único objetivo de mejorar y engrandecer la Hermandad del Cristo de la Columna, y así contribuir al constante
crecimiento de la popular Semana Santa de Tobarra, Declarada de Interés Turístico Nacional.
Preside este proyecto José Manuel Vizcaíno Espadas, contando en la Junta Directiva con un equipo nacido bajo la túnica roja del "Moniquí" y en uno de los mejores momen­tos de la Semana Santa tobarrena.
Es el momento de Llevar a cabo esos pro­yectos más ambiciosos que se venían demandando años atrás, y que por diversos motivos no pudieron ser realizados:
• En 1999, y tras varios años de búsqueda, se adquieren nuevos cetros, cuyo detalle más significativo lo constituye la colum­na con flagelos situados en la parte superior.
• Incorporación de un nuevo Trono que porte la imagen del Cristo de la Colum­na. El trabajo, despues de valorar diferentes proyectos y presupuestos, se le encarga al artista jienense José Miguel Tirao Carpio, discípulo de la escuela andaluza.
El nuevoTrono se realiza en dos fases, una primera en la que se desfila con la estructura de madera completa sin tallar, año 2001. Y la segunda y definitiva, en la que el Trono desfilará con todo su esplendor, tanto en talla como en policromía. Este momento corresponderá a la Semana Santa del año 2002.
• Ademas se han llevado a cabo otros trabajos menores como la terminación del nuevo estandarte y la renovación del cordón (año 1995) que ata las manos del Cristo a la Columna. También el vestuario sufre modificaciones, en el año 1998, "agarraores" y "agarraoras" del trono cambian el capuz de terciopelo rojo por un pañuelo dorado de raso, lo que aporta mayor comodidad a la función portadora del Trono. Continuando la confección de nuevas túnicas, la mayoría de ellas propiedad de la Hermandad.
En el año 2.004, la Hermandad adquiere una vivienda, situada al principio de la subida a la Ermita de la Encarnación, en la calle de correos n° 5, para ser destinada a albergar la futura sede social del "Moniqui".
Este es el ilusionante proyecto en el que viene trabajando la Junta Directiva desde hace bastante tiempo. Para la financiación de este objetivo se han organizado diversos actos y se han desarrollado trabajos que han contado con la participación de gran número de hermanos. A la venta de las tradicionales participaciones y décimos de los sorteos de Navidad y el Niño, se le incorpora la ven­ta de décimos del sorteo semanal de lotería nacional del numero 32689, contando con un numeroso numero de abonados. Así, en la Semana Santa de 2.003 se montó un bar para tamborileros en las insta-laciones del antiguo bar El Paso.
También en ese mismo año, durante las fiestas de San Roque, el "Moniquí" y la Her­mandad de la Santa Cruz compartieron la gestión de la barra en la Caseta Municipal.